La combi que sacudió a México
Me es inevitable hablar de este tema. La violencia y la percepción de inseguridad que vivimos en nuestro país se muestran todos los días en la radio, la televisión, los periódicos y las redes sociales. Algunas veces de manera exagerada (se repite muchas veces la misma información) que se llega a generar en nosotros un temor constante al salir a la calle porque nos pueden asaltar en el camino, a dejar nuestras casas solas cuando vamos a la escuela o a trabajar, de quedarnos dentro de la casa porque se pueden meter a robar con nosotros dentro o de llevar el celular al parque porque te lo pueden quitar.
En lo personal, me gusta conocer y hablar de estos temas
porque son cosas reales que aquejan a millones de personas, pero al ser yo un
ser humano, me afectan de la misma manera en que le afectan a los demás, me
generan miedo y preocupación.
Llevo unos meses ya con una dieta informativa, es decir,
no veo noticias en televisión, no leo periódicos ni visito sitios de noticias
en internet, cuando los busco es por un tema en específico o los veo cada
cierto tiempo para no estar desactualizado en temas que siguen siendo de
interés general. Me ha funcionado muy bien pero ya sabemos que existen noticias
que sin buscarlas llegan a nosotros.
Como sucedió apenas la semana pasada: un par de hombres
intentaron subir a una combi que circulaba en la Carretera México-Texcoco, pero
solo uno de ellos lo logró. Su intención era despojar a los pasajeros de sus
pertenencias, pero por azares del destino, coincidencia, justicia divina o
cualquier término que prefieras utilizar, el asaltante no logró intimidar al
grupo de hombres que estaban a bordo de la combi… lo demás es historia.
Durante mucho tiempo han circulado en redes sociales y
noticieros nacionales las imágenes de un sinfín de ciudadanos a quienes le son
arrebatadas sus pertenencias en este tipo de transporte público, a cualquier
hora del día, en cualquier punto de las carreteras. Y no me imagino el miedo
que se siente estar ahí arriba, con uno, dos o tres sujetos armados,
gritándote, asustándote y además quitándote el dinero que te acabas de ganar
con tu trabajo y esfuerzo.
Lo que hemos visto esta semana, las imágenes de un grupo
de hombres golpeando a otro, resulta triste pues al parecer lo único que
plantea es que en este país la violencia genera más violencia, pero al mismo
tiempo parece ser una de las maneras de solucionarla.
Aunque es triste, también quiero decir que, en mi
opinión parecía necesario ver estas imágenes. Un grupo de ciudadanos de a pie,
como cualquier otro de este país, se le pone a las patadas a aquellos que les
han quitado no solo sus carteras y sus celulares sino también su tranquilidad y
su serenidad.
Y muchos ciudadanos, vemos en estos hombres a quienes
las redes ya clasificaron como pleitistas (el Enganchado, el Don, el Rocky, el
Coyón y el Patadas Locas) el reflejo de la ira que tenemos guardada, del miedo
que no podemos expresar siempre, de la ansiedad que nos genera dejar solos a
nuestros hijos, de la incomodidad de separar y guardar el dinero en diferentes
lugares solo «por si acaso».
Estos hombres se convirtieron en esos héroes violentos
(como lo son todos, porque Batman y Capitán América también avientan madrazos)
que le dieron su merecido al enemigo, al villano de esta historia que parece no
tener fin.
Estos héroes deben tener su historia, quizá uno de ellos
se dirigía a su casa después del trabajo o apenas se iba a empezar su turno
laboral, talvez a alguno estaba preocupado por el futuro que venía o puede ser
que solo tarareaba alguna canción en su mente. Las historias pueden ser
infinitas.
A final de cuentas, hicieron lo que creyeron correcto en
el momento, defenderse de aquello que veían como una amenaza y cuando hablamos
de gente que lucha, que trabaja, que se esfuerza, lo mínimo que podemos esperar
como respuesta es que hagan algo para proteger aquello que les ha costado tanto
ganarse para sí y para sus familias.
Como siempre, el humor de los mexicanos ha salido a
flote de diversas maneras y con la creatividad que nos caracteriza y con la
capacidad de burlarnos hasta de nosotros mismos y de las situaciones que al
mismo tiempo nos hacen sentir tristes y preocupados. Eso es algo que se
agradece en estos tiempos.
Pero, así como los héroes tienen su historia, los
villanos también tienen un pasado y es dónde te pregunto y me pregunto ¿qué motivo
puede llevar a una persona a dañar a otra? ¿cómo eran los padres de ese hombre
o mujer que ahora nos da miedo? ¿en qué calles crecieron? ¿a qué jugaban cuándo
eran niños? ¿qué soñaban ser al convertirse en adultos? Difícil saberlo.
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