Te van a decepcionar... y es tu culpa


Seguro en algún momento de nuestra vida hemos escuchado a alguien decir que una persona en su vida le decepcionó, y en seguida se mencionan las razones que motivaron dicha decepción. Estas razones pueden abarcar un espectro muy amplio y en ambientes diversos: relaciones de pareja, con familiares, con amistades, en el trabajo y la escuela. Nosotros mismos nos hemos sentido decepcionados por alguien y hemos decepcionado a alguien durante nuestra estancia en la Tierra.

Durante muchos años me sentí mal porque casi nunca esperaba nada de nadie pero de un tiempo para acá me he generado expectativas sobre amigos, familiares, compañeros de trabajo, líderes, mentores y organizaciones que al final del día lo único que hacen es terminar en algo completamente diferente. Pero a todo esto ¿de quién es el error?

La razón principal es que siempre esperamos algo de los demás y los demás siempre esperan algo de nosotros. Queremos que nuestra pareja nos haga felices, que nuestro amigo se comporte de la manera en que a nosotros nos gusta, que nuestro colaborador tenga mejor actitud… el problema es que esa persona no sabe lo que nosotros esperamos de ella o aún peor: le hemos dicho a la persona lo que esperamos de ella y nos damos la media vuelta esperando que resuelva ese nuevo reto de entregarnos felicidad, placer, resultados o cualquier cosa que esperamos de ella.

Pero la semana pasada escuché algo muy positivo y al mismo tiempo realista que quiero empezar a aplicar en mi vida. Se trata de poner las expectativas frente a frente con los acuerdos. 

Los acuerdos consisten en una decisión tomada por dos o más personas sobre una situación en particular. ¿Y qué crees? Pocas veces llegamos a concertar acuerdos con los demás porque lo que nosotros hacemos es fijar metas, parámetros, actitudes y comportamientos sobre las personas con las que convivimos, fijamos nuestras expectativas sobre ellas y ellos, y además queremos que las superen. 

Un acuerdo necesita de co-creación de las partes involucradas. Es decir, del esfuerzo de tod@s para funcionar… porque si esperas llegar y que se haga tu voluntad probablemente nadie cumplirá tus expectativas y aunque tú creas que eres exigente con respecto a tus relaciones lo más seguro es que no te estás comunicando de la manera correcta lo que buscas y, probablemente, eres alguien con poca disposición a dar algo de ti a los demás (no te estoy reclamando nada, hablo por experiencia). 

El proceso para llegar a los acuerdos es lo que nos va dictando si estamos o no en el lugar indicado o con la persona correcta. Por ejemplo, vas un día a firmar un contrato a esa nueva empresa donde te prometieron varias cosas y al momento de firmar el contrato te das cuenta que el salario es menor de lo acordado, aún así decides firmar el contrato y pasan tres años sin que haya un aumento. Lo que ocasiona que te quejes con tus compañeros y con tu familia pero, curiosamente, no recuerdas que fuiste tú quien decidió firmar.

Lo mismo pasa con las relaciones humanas, si esperamos que la gente adivine o anticipe sin que nosotros digamos una sola palabra vamos a terminar muy decepcionados y por otra parte si nunca preguntamos lo que la otra parte necesita de nosotros, probablemente las cosas terminen muy mal. 

No solo se trata de que las cosas terminen entre dos personas, también se trata de esa batalla interna ¿Te imaginas vivir constantemente decepcionada con todo en la vida? Dependiendo de cada uno, eso se traduce en frustración, enojo, ira, tristeza, indiferencia o amargura que iremos cargando por bastante tiempo. 

El acuerdo nos permite escuchar y ser escuchado, generar empatía, conocer mejor a la otra parte y contribuye a llegar a un mejor puerto o, por otro lado, puede representar la mejor herramienta para saber que esa pareja, ese amigo o esa empresa no nos va a aportar lo que buscamos o que nosotros no somos la persona indicada para contribuir a esa relación. 

En palabras suena muy fácil, la práctica es algo más complicada pero vivir decepcionado es mucho peor. A pesar de todo, me encantó escuchar esto, porque aunque hasta hoy he hecho las cosas de una manera, siempre existe la posibilidad de aprender, corregir y, sobre todo, disfrutar lo que hay a nuestro alrededor. 


Comentarios

  1. Expectativas vs. responsabilidad afectiva. Hasta que punto otras(os) alimentan esas expectativas sin tener en cuenta que no van a poder satisfacerlas, claro que es importante poner límites, sin embargo, considero que es un proceso orgánico donde debemos ser empáticos en ambas partes (también al poner estas expectativas). Pero sí, finalmente la insatisfacción (de ambas partes) termina en sentimientos negativos.

    ¡Muy chido, sigue escribiendo! ;)

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Exacto, coincido lo que dices. Empatía y de ambas partes. Muchas gracias por leer y comentar... Siempre eres bienvenido. ¡Un abrazo!

      Borrar
  2. Así es...
    Si no hablas con esas personas vives siempre esperando que cambien.
    Y es trabajo en conjunto .
    Muy bonita lectura
    Felicidades

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas populares