Encender el alma



Hace unos días terminé de leer la novela “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel y aunque recomiendo que en algún momento te des el tiempo para leer este libro, hoy no quiero hablarte sobre su historia ni sus personajes sino de una idea en particular que me gustó mucho. 

John Brown, uno de los personajes, menciona una creencia que su abuela tenía y la cual explica de la siguiente manera:

“Mi abuela tenía una teoría muy interesante, que decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos como en el experimento, oxígeno y la ayuda de una vela… La vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos”. 

Si bien, en el libro esta historia tiene tintes muy románticos, me gustaría abordarlo desde la simple humanidad, es decir, tomar esta teoría y ponerla en práctica en todos los aspectos de nuestra vida. Y es que ¿quién no ha hecho cosas que antes, durante y después del proceso nos hacen sentir tan satisfechos y felices? Y lo bonito es que puede tratarse de cualquier cosa.

Hacer un viaje al destino deseado, correr cierta cantidad de kilómetros en una carrera o poder ayudar a alguien a resolver un problema.. pero es bastante importante saber que no se trata de cosas impresionantes o extraordinarias, lo hermoso radica en lo sencillo y en esa sencillez se conserva lo complejo de esta teoría.

¿Cuántas veces hemos puesto un pretexto para iniciar o hacer aquello que nos gusta o nos llama la atención? Ahora, entiendo que al hacer esto nos negamos a nosotros mismos la oportunidad de darle sentido a nuestra vida.

“Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía el alma”, menciona John Brown.

Por eso es tan importante regalarnos esos diez minutos para tomarnos un café o una cerveza a solas o en compañía, asistir a las clases de manualidades por la tarde aunque rechacemos invitaciones a eventos que otros consideran importantes, leer la novela que tenemos pendiente en el buró o escribir un blog aunque ni tu mamá lo vaya a leer. 

La intención es recordarnos e invitarnos a nosotros mismos a no abandonar aquellas cosas que para nosotros son importantes y que con el pasar del tiempo no nos arrepintamos por no haberlo realizado. Lo que sea que sintamos que enciende nuestra alma, deberíamos procurar hacerlo. 

O como lo diría el personaje de la novela que mencioné al principio “si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo”.


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares