Sobre alguien que le temía a la lluvia


Ayer, justo a la hora en que salía de casa para dirigirme a la oficina pude ver como las gordas gotas de lluvia chocaban contra el suelo. Levanté la mirada hacia el cielo y lo vi cubierto de nubes. Y sí, el día pintaba para ser un día gris, pero de los bonitos. Me encantan los días nublados.

Mientras conducía, me pregunté cómo es posible que algo que años atrás me provocaba tanto temor hoy sea de las cosas que más disfruto.

Para poder explicarlo tengo que remontarme a mi infancia. Cuando yo era muy pequeñito, la casa de mi bisabuela se derrumbó debido a una inundación. Ella vivía al lado de un río, el Río Bravo, el mismo que separa a México de Estados Unidos. Yo no recuerdo el suceso, lo conozco por algunos detalles que mi familia me ha contado, pero conforme fui creciendo me di cuenta de que ese hecho me impactó más de lo que me hubiera imaginado. 

Hasta hace algunos años, para mí, ver nubes negras en el cielo y tan solo saber que existía la posibilidad de lluvia, representaba desastre, destrucción, noches de desvelo y cansancio al día siguiente por no poder dormir. 

En temporada de lluvias, veía los noticieros y me preocupaba mucho por la intensidad que podría tener la lluvia, me asustaba por el viento que a veces acompañaba a las tormentas y ni qué decir de los grandes ríos que se formaban en las calles de la ciudad. 

Recuerdo que, aún siendo niño, mi abuela llevó a una señora a la casa y esa misma señora colocó debajo de mi cama un vaso de cristal que contenía un huevo de gallina ¿Para qué? No sé. De lo que si estoy seguro es que aquel día era un día de lluvia. Tal vez el huevo era para que no me asustara, tal vez era para que no gritara. 

Pero basta de historia, a lo que quiero llegar con esto es que como seres humanos, y según nuestra historia de vida, le damos significado a los sucesos o fenómenos que se nos presentan en el día a día. Sucesos que son solo eso: cosas que pasan. Como la lluvia, por ejemplo. 

La lluvia no es buena ni mala, no es fea ni bonita, solo es lluvia pero por alguna razón (previamente explicada), el agua que caía del cielo, para mí, era fea, mala y destruía cosas. 

Así como la lluvia para mí representaba algo negativo, hay muchas cosas a las que les damos un significado y eso, a veces, nos daña y nos duele. Pero es muy bonito cuando podemos identificar y ponerle nombre a eso que es incómodo para nosotros. 

Porque en esa identificación (voluntaria o no) se nos presenta la oportunidad de resignificar aquello e incluso de darle otro significado a nuestra propia vida (poco a poco, claro). 

No estoy diciendo que se logre en un día ni que a todos nos llegue de la misma manera. A veces puede ser a través  del consejo de un amigo, o un libro que nos abrió los ojos, una mala racha en nuestra vida, pero en otras ocasiones también puede venir gracias a que tocamos fondo o después con un proceso de años de terapia. Muchas veces, ni siquiera nos damos cuenta de que estamos en esa evolución. 

Pero los años nos aportan la belleza de la experiencia, del autoconocimiento, de la aceptación, del no juzgar y de la consciencia. Y, afortunadamente, lo mismo que antes nos aterraba, aquello de lo que huíamos, lo que rechazábamos o que nos dolía, puede convertirse en lo que nos haga sonreír en el presente. 

Hoy, me emociona ver el cielo cubierto de nubes, que mi ropa se empape y que mis lentes se cubran de gotas de lluvia. Me gusta respirar el aroma a tierra mojada y ver las hojas de las plantas conservar el agua que cae desde arriba. Me encanta poder dormir con la ventana abierta sintiendo el viento fresco que entra desde fuera. 

Si, puede sonar exagerado pero, de verdad se siente así cuando te das cuenta que algo que te lastimaba no era ni intencional ni provocado y no tenía nada que ver contigo.

Y todo esto me ayuda a saber que, así como la lluvia lo fue durante muchos años para mí, hay y habrá muchas cosas desagradables e incómodas pero que tenemos una vida entera, un proceso que en realidad nunca termina, para darles un nuevo significado y vivirlo de una forma diferente.

Comentarios

  1. Muy hermosa y cierta historia de tu abue Josefina Bendiciones

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